En ruta con Mercedes EQB… por la costa asturiana

El placer de viajar se multiplica al volante de un Mercedes EQB. Espacioso, confortable y con un diseño atractivo y moderno en su interior, este SUV compacto totalmente eléctrico es ideal para un viaje en familia por la costa asturiana ya que dispone de hasta 7 plazas.

Comenzamos nuestra ruta por el litoral asturiano en Llanes, tras desayunar y dar un paseo por las calles empedradas de su casco histórico admirando algunos de los referentes de su rico patrimonio histórico y arquitectónico como la iglesia de Santa María del Conceyu, la Torre del Castillo o el Palacio de los Duques de Estrada. Tras esta breve visita, llega el momento de coger nuestro Mercedes EQB

Tomamos carretera con destino Lastres, y a tan sólo 10 km no podemos resistir la tentación de una primera parada en la playa de Cuevas del Mar para disfrutar de las impresionantes vistas del mar Cantábrico, para luego continuar camino hasta Ribadesella, donde paramos a visitar su casco antiguo y el puerto deportivo.

Nuestra siguiente parada nos llevará a Lastres, uno de los pueblos más bonitos de la costa asturiana, que se hizo más famoso si cabe por ser el escenario de la serie de televisión Doctor Mateo. Pasear por sus calles empinadas, flanqueadas de coloridas casas nos abre el apetito, y decidimos hacer una parada un poco más larga y comer allí en uno de los restaurantes del puerto, no sin antes visitar la iglesia de Santa María de Sábada, en lo alto del pueblo, o el barrio de los Balleneros desde donde accedemos al puerto.

Tras una deliciosa sobremesa, en la que los niños han corrido tras las gaviotas del puerto, retomamos nuestra ruta en dirección a Gijón, donde llegamos en una hora, y aprovechamos para dirigirnos directamente al barrio marinero de Cimadevilla. Aparcamos nuestro Mercedes EQB para subir caminando a la cima del cerro de Santa Catalina, en el que nos espera un parque que es un auténtico monumento aire libre, entre cuyas esculturas destacan la de Chillida, también conocida como «El elogio del horizonte», desde cuyo interior se puede escuchar el sonido del mar, o la de «Nordeste», en la subida al cerro, y los búnqueres.

Seguimos camino a Cudillero, donde haremos noche, pero antes de llegar hacemos una última parada en el Cabo Vidio desde donde vemos la puesta de sol tiñendo de rojo el cielo sobre el Cantábrico.

El placer de alojarse en casona de la Paca



En Cudillero nos espera nuestro hotel Rusticae, Casona de la Paca , un hotel que, rodeado de campos y prados ocupa una antigua casona indiana del siglo XIX y que, aunque fue restaurado para ofrecer al viajero la mejor de las experiencias, continúa respirando la esencia de antaño.


En ruta con Mercedes EQB… por la costa asturiana

Nos recibe Montse, la anfitriona de Casona de la Paca quien, desde el primer momento, nos demuestra que ama su trabajo, un trabajo que implica cuidar y mimar a cada uno de sus huéspedes y su amor por el entorno, lo que le ha llevado a un compromiso muy fuerte con la sostenibilidad, uno de los motivos para elegir este hotel para hacer un alto en nuestra ruta por el litoral asturiano, no en vano, el hotel cuenta con el sello Turismo Responsable de Rusticae.

Montse nos cuenta que Casona de la Paca no utiliza ningún tipo de energía de origen fósil, con un sistema de agua caliente y calefacción por geotermia. Además, siguen una estricta política de reciclado de aceites, papel, envases y cristal. Han sustituido todas las bombillas tanto de exterior como de interior por tecnología led, utilizan reductores de agua en todos los grifos y llevan una política de reducción de plásticos sustituyéndolo por cartón reciclado siempre que es posible, utilizando además amenities ecológicos en su mayoría. Y lo mejor de todo, disponen de 2 cargadores eléctricos para coches que no dudamos en utilizar, ya que, aunque nuestro EQB tiene una autonomía total de hasta 502 kilómetros con una sola carga de batería, según el ciclo WLTP, preferimos dejarlo bien cargado para continuar ruta al día siguiente, logrando cargar de 10% a 80% en tan sólo 30 minutos.

Antes de cenar, aprovechamos la última luz del día para dar un paseo por el jardín, obra del reputado diseñador y paisajista José Valdeón al estilo del de los indianos, y en el que disfrutamos descubriendo distintos tipos de árboles como magnolios, camelias, arces, araucarias, e incluso un imponente roble, en la parte trasera de la casa, al que se le calculan unos 400 años de antigüedad. El jardín se completa con infinidad de plantas que florecen a lo largo de todo el año, entre las que destacan hortensias, agapantos, azaleas, rododendros, bergenias… y los naranjos de Méjico que, en distintas épocas, hacen que el jardín desprenda un embriagador olor a azahar.

Cae la noche, y llega el momento de descansar de un fantástico día de ruta. De las 19 habitaciones del hotel, hemos elegido una de las 5 habitaciones que tienen salón integrado en la habitación y desde la que tenemos vistas al fantástico jardín centenario. Nos sentimos como en casa.

Nos despierta el sonido de los pájaros, y nos despertamos pensando en el desayuno que nos espera y que en Casona de la Paca se esmeran por preparar con especial mimo. Un desayuno casero, con productos de la tierra, donde no faltan torrijas, casadielles, frixuelos, marañuelas, rosquillas de anís, diferentes tipos de bizcochos y pastas artesanas, así como fruta natural, tablas de embutidos y quesos asturianos acompañados de pan con tomate, huevos recién hechos y siempre con zumo de naranja natural acompañando a todo ello. Sin duda, la mejor forma de empezar el día.

No podíamos irnos de Cudillero sin dar un paseo por esta villa marinera, la única que no se ve ni desde tierra, ni desde la mar, al estar ubicada en un recodo natural que le confiere esa condición de invisible y por tanto misteriosa. Callejeando por Cudillero descubrimos escaleras sin fin, pasadizos, balcones, miradores, y viviendas de pescadores de vivos colores… Hemos seguido, tal y como nos indicaron los lugareños, los peces azules pintados en el suelo y hemos llegado así a lo más alto del pueblo y, según ganamos altura, vamos viendo en perspectiva el anfiteatro que conforma el pueblo en torno al puerto y, antes de bajar a recoger nuestro Mercedes EQB y continuar ruta, no podemos dejar de disfrutar de los miradores que nos salen al paso.

Volvemos a la carretera, y ponemos rumbo a Luarca. Entramos al pueblo por la carretera del faro para hacer una parada en Cabo Busto donde, además del faro encontramos el cementerio más bello de todo el Cantábrico. De allí nos dirigimos al puerto y podemos apreciar que Luarca es tan blanca que no parece atlántica, y por ello se la conoce como la Villa Blanca. Tras un paseo por Luarca y comer un delicioso pescado, llega la hora de despedirse de Asturias y emprender camino a casa.

Lo hacemos con la satisfacción de haber disfrutado de una ruta litoral en nuestro Mercedes EQB, silencioso y sin emisiones, con lo que nos hemos sentido un poco más parte del entorno. Una experiencia para recordar, para repetir, y para contar.

En ruta con Mercedes EQB… por la costa asturiana