LA AUTÉNTICA EXPERIENCIA MARROQUÍ COMIENZA EN UN RIAD /
Comencemos esta historia aclarando malentendidos. La llamada Ciudad Roja no es la capital de Marruecos, aunque sí es la responsable de que el país se llame así y la que más turistas recibe. Abracadabra no es un hotel. Es mucho más que eso. Es un Riad, la vivienda típica marroquí: Una casa organizada alrededor de un patio central, en la que siempre hay una fuente de la que emana agua y las dependencias giran en torno a él. Su exterior es austero y sobrio, porque responde a la mentalidad musulmana de mostrar las riquezas solo de puertas para adentro.
Los Riads guardan su secreto en el interior y para descubrir el corazón de este tendrás que adentrarte en él y dejarte llevar por su magia. Y es que en una ciudad, donde los cinco sentidos no descansan en ningún momento, y se pueden encontrar con facilidad encantadores de serpientes, cuentacuentos o brujos, el nombre de Abracadabra no ha sido elegido al azar. Las puertas de este pequeño oasis muestran un lugar mágico que atrapa y engancha. Tanto como el propio destino.
En Marrakech, todas las experiencias merecen ser vividas pero hay una de indescriptible belleza: asomarse a la ciudad desde la terraza de este Riad y contemplar la Koutoubia, el minarete hermano de la Giralda de Sevilla y la torre de Hassan en Rabat, -construidas las tres en la misma época y de idéntico estilo- mientras cae la tarde y todas las mezquitas llaman a la oración.